miércoles, 30 de agosto de 2023

REFLEXIONES DE CREADOS A LA IMAGEN DE DIOS

Hosios en la RVR60 se tradujo como "santo" en la mayoría de las oportunidades, lo mismo ocurre en la mayoría de las versiones españolas e inglesas. Pero la palabra griega Hosios se utiliza en la Septuaginta para traducir las palabras hebreas que significan misericordia e integridad, como son Kjasid y Tamin.

Hosios jamás se utiliza en la Septuaginta para traducir la palabra Qâdosh (santo), pero si se traduce al griego como Hagios (nunca como Hosios).

Un claro ejemplo lo tenemos en Salmos 18:25 

"Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro".

 

En donde la palabra para Misericordioso es Kjasid (H2623) y Kjasad (H2616) respectivamente, y en ambas ocasiones se traduce al griego de la LXX como Hosios (G3741).

Esta cita aparece también en 2 Samuel 22:26, y se traduce como Hosios la palabra Kjasid y como Hosioteses la palabra Kjasad.

Ambas son una cita de Exodo 33:19b, donde dice:

"... y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente", en donde para misericordia se usa la palabra griega Eleos (G1653)

 

Así podemos ver que la palabra Kjasad es traducida al griego de los LXX tanto como Eleos (de donde viene la palabra “Eleomosune” que donde deriva hacia “limosna" en español) como Hosios.

 

¿Qué importancia tiene esto?

Pues veamos algunos versículos en donde la traducción debiera ser "Misericordia" y no "Santo"

1Timoteo 2:8 dice: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas (Hosios), sin ira ni contienda"

Debiera decir que los hombres oren en todo lugar, levantando manos llenas de misericordia. El texto se vuelve desafiante. En donde el énfasis no es "dejar de hacer", sino llenar las manos haciendo obras de misericordias.

Otro texto lo encontramos en Tito 1:8 en dónde se encuentran los requisitos de los "ancianos" o "pastores" de la iglesia local, encontrándose que estos deben caracterizarse por la misericordia que se expresa en su vida en obras concretas de misericordia

"sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo (Hosios), dueño de sí mismo".

 

Otro ejemplo lo tenemos en Efesios 4:24 en dónde habla de la vida que deben llevar los creyentes dice:

"y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la Rectitud y santidad (Hosios) de la verdad".

 

Debiendo haberse traducido "creados según Dios en la Rectitud y misericordia de la fidelidad". El carácter del cristiano debiera ser en base a la Rectitud, misericordia y fidelidad.

Por otra parte, al Mesías se le llama "Misericordioso" (Hosios). El pecado de haber crucificado a Jesús es aún mayor, pues a quien crucificaron es al mismo "Misericordioso" (Hechos 2:27, Hechos 13:35).

Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo (Hosios) vea corrupción. Hechos 2:27 RVR1960

Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Hechos 13:35 RVR1960

Ambos son citas del Salmo 16:10 que en el hebreo usa la palabra Kjasid y no Qadosh. En la RVR60 traduce como Santo.

Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo (Kjasid) vea corrupción. Salmos 16:10 RVR1960

 

Sin embargo, la Biblia del Jubileo traduce de la siguiente manera:

Porque no dejarás mi alma en el Seol; ni darás tu Misericordioso para que vea corrupción. Los Salmos 16:10

 

Igualmente, en la Biblia del Oso traducía como Misericordioso en 1573.

Porque no dexarás mi alma en el sepulchro: ni darás tu Misericordioso paraque vea corrupcion. LIBRO PRIMERO SALMOS 16:10 BDOSO1573

 

La palabra Hagios en griego es santo.  Debo destacar que el Mesías también es llamado "Santo y Justo"   en Hechos 3.14. Y que acá se tradujo correctamente la palabra griega Hagios

Pero la palabra Hosios es traducida de palabras hebreas en la LXX que significan misericordioso.

La palabra Hosios se utiliza en la LXX para traducir la palabra Kjasid (H2623) Misericordioso; a Dios se le llama de esa manera (Salmos 145:17) y también es un título del Mesias.

De Hosios viene la palabra Hosiotësan que se usa para hablar de las Misericordias del Señor, y de la rectitud del corazón del hombre.

 

 

 

Hosios – Hosiotes en la LXX

Por ello Hosiotës, en la LXX traduce la palabra hebrea yósher (h3474) que se traduce como rectitud al español en Deuteronomio 9:5

En 1 Sam 14:41 hosiotës traduce la palabra hebrea tamím (h8549) que se traduce como integridad, perfecto, al español.

En 1 Re 9:4 hosiotës traduce la palabra hebrea tom (H8537), relacionada con la palabra tamim.

En Prob 14:32-33, hosiotës se relaciona con la palabra hebrea Kjânam (H2603) que se traduce como Misericordia al español

Conocer quién es Dios, su gran fidelidad, su inmensa misericordia y asombrosa rectitud tendrá como resultado el amarlo. Y amar a Dios tendrá como consecuencia natural y lógica querer agradarle en todo, es decir, obedecer a Dios.

 

HOSIOS Y LA IMAGEN DE DIOS

He estado pensando en Efesios 4:24. En donde habla que hemos sido hecho a imagen de Dios:

"y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la Rectitud y santidad (Hosios) de la verdad".

 

Pero allí se mencionan tres palabras definitorias de la esencia de Dios, como es Hosios (Misericordia), Dikaiosune (Rectitud) y Aletheia (Fidelidad)

Nuestro Dios es Dios de Misericordia, Dios de Rectitud y Dios de Fidelidad. Y es a esa imagen a la que hemos sido creados en Cristo Jesús. Y conforme a esa imagen debemos vivir. Pero los traductores confundieron HOSIOS (Misericordia) con HAGIOS (Santidad).

Sin embargo, el camino de la santidad comienza por considerar la misericordia y la fidelidad de nuestro Dios para con nosotros, y desde allí actuar hacia nuestro prójimo imitando a aquel que es nuestro Padre Celestial.

Victoria Camps[1] en su libro "El Gobierno de las Emociones" nos dice que aquello que consideramos bueno, no solo hay que pensarlo como bueno, sino que debemos amarlo, desearlo y anhelarlo. Y no hay nada más que tenga alto y sublime que tenga el atributo de bueno que nuestro Dios. Y es del todo natural y lógico que si hemos conocido nuestro Buen Dios es que le amemos, le anhelemos, lo busquemos y lo imitemos. Por ende, que obedezcamos a nuestro Dios.

En Efesios 4:24 el apóstol Pablo anima a los creyentes a vestirse del nuevo hombre creado a la imagen de nuestro Dios. ¿Y cuáles son las características de la imagen de Dios descrita en ese versículo?

Vuelvo a repetir, hay tres palabras utilizadas en griego: Aletheia que puede traducirse como Fidelidad y/o Verdad, Dikaiosune que se traduce como Rectitud, y la palabra Hosios que en la LXX se traduce a partir de palabras hebreas que significan Misericordia.

Fidelidad, rectitud y misericordia (compasión) describen la esencia de Dios y esas palabras deben caracterizar nuestra relación con nuestro prójimo. Ya que es a esa Imagen que el cristiano ha sido creado en Cristo.

Nos recuerda Exodo 34:6-7 dónde Dios es descrito como tardo para la ira, Grande en Misericordia y Verdad, que guarda misericordia. En la LXX se utiliza las palabras griegas Eleos (Misericordia), Alethinos (Fidelidad) y Dikaiosune (Rectitud).

Y es a esta Imagen de Dios que cada creyente ha sido creado en Cristo Jesús.



[1] Camps, Victoria. El Gobierno de las Emociones. Herder. Barcelona. 2011

 

sábado, 19 de agosto de 2023

El Trato de los Extranjeros desde una Perspectiva Bíblica: Un Enfoque en la Aceptación y el Amor Fraternal


Introducción

La Biblia es una fuente de enseñanzas que abarca diversos aspectos de la vida humana, incluyendo cómo debemos tratar a los extranjeros y forasteros. A lo largo de sus páginas, encontramos principios que nos guían en relación con nuestra actitud y comportamiento hacia aquellos que son considerados "extranjeros" en una comunidad. En este ensayo, exploraremos la perspectiva bíblica sobre el trato de los extranjeros, con énfasis en la aceptación de los hermanos indocumentados y la independencia de las leyes de un país en la formación de una comunidad eclesiástica. También analizaremos cómo los mandatos del apóstol Pablo, particularmente aquellos que usan la expresión "unos a otros", respaldan este enfoque.

Trato de los Extranjeros en la Biblia

Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, la Biblia ofrece directrices claras sobre cómo tratar a los extranjeros y forasteros en nuestras comunidades. En el libro del Levítico, encontramos una instrucción fundamental que establece el trato adecuado de los extranjeros: "Y cuando el extranjero more con vosotros en vuestra tierra, no lo maltrataréis. Como a uno de vosotros será el extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo" (Levítico 19:33-34).

Esta directriz resalta la importancia de tratar a los extranjeros con amor y respeto, no importando su origen o estatus legal. El amor fraterno y la compasión deben ser los principios rectores en nuestra interacción con ellos.

Aceptación y Amor Fraternal

En el Nuevo Testamento, Jesús también enfatiza el amor y la aceptación hacia los demás, incluyendo a los extranjeros. En su enseñanza sobre el mandamiento más grande, afirmó: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Marcos 12:31). Esta instrucción nos recuerda que todos, sin importar su origen, son nuestros prójimos y merecen ser amados y tratados con respeto.

El apóstol Pablo desarrolla aún más esta idea en sus cartas. En Romanos 12:13, exhorta a los creyentes a "compartir para las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad". Esta hospitalidad no se limita a aquellos que comparten nuestra misma nacionalidad o estatus legal, sino que se extiende a todos los creyentes, independientemente de su origen.

Unos a Otros en la Comunidad

La expresión "unos a otros" se encuentra repetidamente en las enseñanzas de Pablo y refleja el énfasis en la comunión, la unidad y el amor fraternal dentro de la comunidad de creyentes. Estos mandatos son esenciales para comprender cómo se debe tratar a los hermanos indocumentados en la comunidad eclesiástica.

En Gálatas 5:13, Pablo instruye: "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros". Aquí, Pablo establece que la libertad en Cristo no debe usarse egoístamente, sino que debe ser ejercida a través del servicio amoroso mutuo.

En Efesios 4:32, el apóstol anima a los creyentes a ser "amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo". Esta exhortación recalca la importancia del perdón y la misericordia, actitudes que deben guiar nuestras interacciones con los demás, independientemente de su estatus legal.

En 1 Tesalonicenses 5:11, encontramos otro mandato: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis". Estas palabras reflejan la responsabilidad de fomentar el crecimiento espiritual y emocional de nuestros hermanos en la fe.

Independencia de las Leyes Terrenales en la Comunidad Eclesiástica

La comunidad eclesiástica se forma en base a principios espirituales y valores bíblicos, y no está supeditada a las leyes de un país. Las normativas gubernamentales no pueden ni deben dictar los requisitos para la membresía o el liderazgo dentro de una congregación. En Gálatas 3:28, Pablo declara: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Esta afirmación subraya la igualdad y unidad en Cristo, superando las diferencias terrenales.

En 1 Corintios 12:27, Pablo describe a la iglesia como "cuerpo de Cristo", donde cada miembro tiene un papel y una función únicos. Esta analogía enfatiza la diversidad y complementariedad de los creyentes en la comunidad.

Conclusión

La perspectiva bíblica sobre el trato de los extranjeros se basa en el amor, la aceptación y el servicio mutuo. Los mandatos de amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos, compartir con los necesitados y practicar la hospitalidad son directrices fundamentales que se aplican a todos los creyentes, sin importar su origen o estatus legal.

La comunidad eclesiástica, como cuerpo de Cristo, se forma sobre la base de la unidad en Cristo y la igualdad de todos los creyentes. Las leyes de un país no pueden intervenir en la formación de esta comunidad ni en la determinación de sus requisitos para el liderazgo y la membresía.

En última instancia, la Biblia nos llama a tratar a los hermanos indocumentados y a los extranjeros con amor, respeto y compasión, siguiendo el ejemplo de Jesús y obedeciendo los mandatos del apóstol Pablo. Al practicar estos principios, podemos construir una comunidad eclesiástica arraigada en el amor fraternal y en la verdad de las Escrituras.

sábado, 12 de agosto de 2023

Compartir las Cargas Mutuamente: Un Enfoque Recíproco en la Relación entre Personas Indocumentadas y Ciudadanos


En el tejido del cristianismo yace una enseñanza central que trasciende culturas, fronteras y estatus social. Gálatas 6:2 proclama: "Llevad las cargas los unos de los otros, y cumplid así la ley de Cristo." Esta directriz bíblica nos llama a compartir las cargas y brindar apoyo mutuo en tiempos de dificultad. Al analizar cómo esta enseñanza se aplica al trato de personas indocumentadas por parte de los ciudadanos de un país y al trato de los ciudadanos por parte de los indocumentados, se revelan profundas lecciones de empatía, compasión y unidad que pueden transformar las relaciones interpersonales y la sociedad en su conjunto.

La Importancia del Apoyo Mutuo en el Contexto Evangélico

El versículo en Gálatas 6:2 es un llamado a la acción práctica y emocional entre los creyentes. La noción de cargar las cargas de los demás refleja el corazón mismo del Evangelio, donde el amor sacrificial de Cristo por la humanidad se convierte en el modelo para las relaciones interpersonales. En una sociedad marcada por la división y la hostilidad, este mandato cristiano subraya la necesidad de practicar el amor activo y desinteresado, donde los creyentes participan en las luchas y alegrías de sus hermanos y hermanas.

El Trato de Personas Indocumentadas por Parte de Ciudadanos

El trato de las personas indocumentadas por parte de los ciudadanos de un país es un asunto que involucra múltiples dimensiones. Desde una perspectiva basada en Gálatas 6:2, el deber de los ciudadanos es ejemplificar el amor práctico y el apoyo emocional a aquellos que enfrentan dificultades debido a su estatus legal. Esto implica reconocer que cada individuo, independientemente de su origen o legalidad, es una creación de Dios y merece ser tratado con dignidad y compasión.

La enseñanza de "llevar las cargas los unos de los otros" sugiere que los ciudadanos deben ser conscientes de las luchas que enfrentan las personas indocumentadas y estar dispuestos a ofrecer ayuda en la medida de lo posible. Esto podría manifestarse en formas de apoyo emocional, como escuchar sus historias y preocupaciones, y en actos prácticos, como brindar asistencia en situaciones de necesidad. Cumplir con la "ley de Cristo" en este contexto significa ser activos defensores de la justicia y la igualdad, abogando por políticas y medidas que promuevan el respeto por los derechos humanos y la dignidad de todos.

El Trato de Ciudadanos por Parte de Personas Indocumentadas

El enfoque recíproco de compartir las cargas también se aplica al trato de ciudadanos por parte de personas indocumentadas. A menudo, aquellos que migran en busca de una vida mejor enfrentan desafíos significativos, incluida la adaptación a nuevas culturas y entornos desconocidos. Desde una perspectiva evangélica, las personas indocumentadas también están llamadas a cumplir con la "ley de Cristo" al demostrar amor y compasión hacia los ciudadanos de su país de acogida.

Llevar las cargas de los ciudadanos significa respetar las leyes y regulaciones del país que los acoge, así como participar de manera activa y constructiva en la comunidad. Reconocer y respetar las normas sociales y legales es un testimonio del amor y la gratitud hacia la tierra que proporciona refugio y oportunidades. Además, al compartir las cargas emocionales de los ciudadanos, las personas indocumentadas pueden contribuir a un clima de comprensión mutua y solidaridad.

Superando la Desconfianza y la Xenofobia

En muchos casos, las tensiones entre ciudadanos y personas indocumentadas están arraigadas en la desconfianza, el miedo y la xenofobia. Sin embargo, la enseñanza de Gálatas 6:2 desafía estas actitudes negativas y llama a un enfoque más compasivo y empático. El amor mutuo y el apoyo recíproco pueden romper las barreras de desconfianza y crear un espacio donde las diferencias puedan ser superadas y las heridas sanadas.

El Papel de la Educación y la Sensibilización

La educación y la sensibilización son herramientas esenciales para cultivar una comprensión más profunda de las experiencias y desafíos de las personas indocumentadas y los ciudadanos. La falta de conocimiento puede dar lugar a estereotipos y prejuicios. Al aprender sobre las historias de las personas indocumentadas y las razones detrás de su migración, los ciudadanos pueden cultivar una mayor empatía y comprensión, promoviendo así un entorno más inclusivo y solidario.

Promoviendo la Justicia y la Reconciliación

El llamado a llevar las cargas mutuamente también conlleva la responsabilidad de abogar por la justicia y la reconciliación. En el contexto de las relaciones entre ciudadanos y personas indocumentadas, esto significa promover políticas que respeten los derechos humanos y brinden oportunidades equitativas para todos. Los creyentes pueden participar en esfuerzos que busquen un sistema migratorio más justo y humano, abordando las causas fundamentales de la migración y trabajando para construir puentes de entendimiento.

Conclusion

El mandato bíblico en Gálatas 6:2 trasciende las diferencias y desafíos inherentes a las relaciones entre personas indocumentadas y ciudadanos. Esta enseñanza evangélica nos llama a compartir las cargas mutuamente, a brindar apoyo emocional y práctico sin importar el estatus legal. Al cumplir con la "ley de Cristo", los creyentes reconocen que todos somos parte de una humanidad compartida, y que el amor y la compasión deben ser los pilares que guían nuestras interacciones. En un mundo marcado por la división, el temor y la hostilidad, el enfoque recíproco de compartir las cargas puede ser un poderoso catalizador para la transformación de nuestras relaciones y la creación de una sociedad más justa y compasiva

Un Mandamiento del Amor Fraternal y su Aplicación al Trato de Personas Indocumentadas: Una Perspectiva Evangélica

En el corazón del cristianismo evangélico yace un mandamiento fundamental que ha sido transmitido a lo largo de los siglos como un faro de luz y guía para la vida de los creyentes. Juan 13:34-35 proclama: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor unos a otros." Este pasaje bíblico establece un estándar de amor entre los hijos de Dios que trasciende circunstancias y fronteras, llamando a los cristianos evangélicos a amar y tratar a todos los seres humanos, en especial a los hermanos en la fe con dignidad y respeto, independientemente de su estatus legal. En este ensayo, exploraremos cómo este mandamiento se aplica al trato de las personas indocumentadas y en especial a los que son cristianos, por parte de sus hermanos en fe y que son ciudadanos de un país y viceversa, desde una perspectiva evangélica.

El Mandamiento del Amor Fraternal y su Significado

En las palabras de Jesús, se encuentra encapsulada la esencia del amor fraternal, un amor que trasciende las barreras sociales y étnicas. Este mandamiento no solo nos insta a amarnos unos a otros, sino también a hacerlo de la manera en que Cristo nos amó. Esto implica un amor sacrificial, desinteresado y generoso, capaz de derribar muros y sanar heridas. Como se menciona en Juan 13:35, el amor entre los discípulos de Cristo es la señal distintiva de su seguimiento (no importando su estatus legal), una prueba visible de su compromiso con el mensaje del Evangelio.

La Aplicación del Mandamiento en la Relación con Personas Indocumentadas

La cuestión de las personas indocumentadas es un tema candente en la sociedad contemporánea. Desde una perspectiva evangélica, el Mandamiento del Amor Fraternal exige una respuesta compasiva y humana, en particular entre los hermanos en la fe. El estatus legal no debería ser un factor determinante en cómo se trata a otro hijo de Dios. Los evangélicos somos llamados a mirar más allá de las etiquetas y reconocer la nueva creación que somos en Cristo, independiente del estatus. Aún más, al seguir el ejemplo de Jesús, cuya compasión y amor se extendían a todos, independientemente de su origen, los cristianos evangélicos debemos abogar por la rectitud y el trato digno (inclusive preferente) entre los hermanos en la fe, no impontando si la personas cae en la categoría de indocumentado.

Superando el Miedo y la Desconfianza

En muchos casos, el trato negativo hacia los hermanos en la fe por ser personas indocumentadas por otros cristianos, surge directamente de la desobediencia al versículo que encabeza este ensayo y por supuesto por del miedo y la desconfianza. Sin embargo, el mandamiento de amar a nuestros semejantes desafía estos sentimientos. El amor perfecto desplaza el miedo, y la confianza en Dios elimina la necesidad de desconfiar de los demás. En lugar de cerrar las puertas y endurecer los corazones, los evangélicos debemos abrir nuestros brazos y demostrar la compasión de Cristo hacia aquellos que enfrentan dificultades y persecución, en especial hacia aquellos que comparten la misma fe.

Una Llamada a la Hospitalidad y la Solidaridad

La Biblia no es ajena a la noción de la hospitalidad y la solidaridad. Inclusive más, a lo largo de las Escrituras, se nos recuerda la importancia de tratar a los extranjeros con amabilidad y respeto. El Antiguo Testamento contiene numerosas referencias a cuidar de los extranjeros y tratarlos con la rectitud y misericordia que es propia de ser parte del pueblo de Dios. De manera similar, el Nuevo Testamento nos llama a mostrar hospitalidad sin reservas (Romanos 12:13; Hebreos 13:2), ya que al hacerlo, podríamos estar albergando a ángeles sin saberlo.

La Importancia de la Humildad y el Autodescubrimiento

En el contexto de la interacción entre ciudadanos y personas indocumentadas, es esencial que los evangélicos nos examinémonos a nosotros mismos. La humildad es una virtud fundamental en la vida cristiana, y reconocer no sólo la humanidad compartida con los demás, sino también la misma fe en el Cristo resucitado, independientemente de las diferencias, es en sí mismo un acto de humildad. Al confrontar nuestras propias posibles actitudes discriminatorias, los creyentes podemos acercarnos al mandamiento del amor fraternal con un corazón genuino y compasivo.

El Rol de la Obediencia y la Sensibilización

La aplicación efectiva del mandamiento del amor fraternal en el trato de personas indocumentadas requiere obediencia y sensibilización. Aún más, los evangélicos debemos esforzarnos por comprender las razones detrás de la migración y los desafíos que enfrentan las personas indocumentadas. La ignorancia puede alimentar prejuicios y estereotipos injustos. La obediencia al mandato de amarnos unos a otros, nos permite una apreciación más profunda de la humanidad compartida y promueve la empatía.

El Desafío de Una Justicia Biblica

La justicia y/o rectitud que la Biblia enseña es una extensión natural del amor cristiano. Los evangélicos no solo estamos llamados a tratar a las personas indocumentadas con compasión individual, sino también a abogar por sistemas y políticas justos. Defender los derechos y la dignidad de las personas indocumentadas en la esfera pública es un testimonio de la verdad transformadora del Evangelio.

El Llamado a la Oración y la Acción

La oración y la acción deben ir de la mano en la vida del creyente. Al orar por las personas indocumentadas, los evangélicos reconocen la importancia de encomendar sus vidas y circunstancias a Dios. La acción, por otro lado, implica trabajar para crear un entorno en el que todos sean tratados con amor y justicia. La oración nos conecta con el corazón de Dios, y la acción refleja la voluntad de Dios en la tierra.

El Impacto Transformador del Amor Fraternal

Cuando los ciudadanos y las personas indocumentadas se comprometen a vivir el mandamiento del amor fraternal, se crea un ambiente de comprensión y reconciliación. Las barreras que dividen se desvanecen, y en su lugar surgen puentes de amor y compasión. Este proceso de transformación no solo beneficia a las personas directamente involucradas, sino que también impacta a la sociedad en su conjunto, presentando un testimonio poderoso del poder redentor del Evangelio.

Conclusion

El mandamiento del amor fraternal, como se encuentra en Juan 13:34-35, trasciende las fronteras geográficas y legales. Desde una perspectiva evangélica, este mandato nos llama a tratar a todas las personas con dignidad, respeto y amor, independientemente de su estatus migratorio. Como cristianos, estamos llamados a seguir el ejemplo de Cristo, cuyo amor incondicional no hace distinciones basadas en la nacionalidad o el origen étnico. El trato de las personas indocumentadas por parte de los ciudadanos de un país y viceversa debe ser guiado por el amor sacrificial y la compasión que fluye del corazón de Dios. Al abrazar este mandamiento, podemos construir puentes de reconciliación y transformación en una sociedad quebrantada, presentando un testimonio vibrante del amor transformador de Cristo