La Justicia de Dios en Romanos 3:21-26 y la Carta a los Hebreos
La comprensión del término "hilasterion" y su conexión con la redención, la sangre y el Trono de Gracia en las Escrituras del Nuevo Testamento es fundamental para una teología robusta de la expiación y la revelación de la justicia de Dios. Este ensayo tiene como objetivo apoyar mis planteamientos sobre Romanos 3:21-26, utilizando la interpretación elaborada en la Carta a los Hebreos y el contexto del Antiguo Testamento.
Romanos 3:21-26: Propiciación y Revelación de la Justicia
Romanos 3:21-26 es una de las declaraciones más poderosas del apóstol Pablo sobre la justicia de Dios. En este pasaje, Pablo afirma que la justicia de Dios se ha manifestado aparte de la ley, aunque la ley y los profetas dan testimonio de ella. La justicia de Dios viene por la fe en Jesucristo para todos los que creen.
- "A quien Dios puso como propiciación [hilasterion] por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia" (Rom 3:25).
La palabra "hilasterion" aquí es crucial. En el contexto del Antiguo Testamento, "hilasterion" se ha de traducir como "propiciatorio" y está relacionado con la cubierta del arca (kapporet) del pacto, en la que se le rociaba sangre en el Día de la Expiación (Yom Kippur). Esta cubierta era el lugar donde se rociaba la sangre del macho cabrío sacrificado para expiar los pecados de Israel (esto no incluía los pecados resultantes de romper los 10 Mandamientos).
Entiendo "hilasterion" como el Trono de Gracia mencionado en Hebreos, donde la sangre de Cristo marca el camino hacia la presencia purificadora de Cristo en el Lugar Santísimo. Para mí, la muerte, la resurrección y la entrada al Lugar Santísimo por parte de Cristo es lo expiatorio, todo esto representa la presencia purificadora de Cristo en el cielo mismo después de su resurrección y ascensión.
Pablo, al usar "hilasterion", está conectando la obra de Cristo posterior a su resurrección, con el Trono de la Gracia o Trono de la Misericordia de Dios (Mercy Seat), es decir, con su entrada al verdadero santuario celestial en donde encontramos el "hilasterion".
La Carta a los Hebreos: Jesús como Sumo Sacerdote y el Trono de Gracia
La Carta a los Hebreos proporciona una interpretación detallada y elaborada de Jesús como el sumo sacerdote que entra en el Lugar Santísimo no hecho de manos, obtiene eterna redención.
- "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Heb 9:24).
- "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo" (Heb 10:19).
Hebreos asocia claramente la redención con la entrada de muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10) y menciona la sangre de Cristo como el medio para esta redención. La sangre de Cristo, como en Romanos, es crucial para entender su papel como Sumo Sacerdote y el Trono de Gracia.
Comparación y Argumentos
Hilasterion y el Trono de Gracia:
- Romanos 3:25: "A quien Dios puso como propiciación [hilasterion] por medio de la fe en su sangre."
- Hebreos 4:16: "Acerquémonos, pues, confiadamente al Trono de la Gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
Sostengo que "hilasterion" debe entenderse como el Trono de Gracia. En ambos textos, la sangre de Cristo es el medio que hace posible el acercarse a Dios. Esta interpretación enfatiza la función de Cristo como Sumo Sacerdote que, a través de su sangre, nos da acceso al Trono de la Gracia.
Redención y Sangre:
- Romanos 3:24-25: "Justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre."
- Hebreos 9:12: "Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención."
La redención en Cristo no se produce únicamente en su muerte, sino en su resurrección, ascensión y posterior entrada ante el Lugar Santísimo, donde Cristo se presenta por su sangre ante el Trono de Misericordia, revelando la justicia de Dios, y en dónde se completa nuestra redención eterna.
Revelación de la Justicia de Dios:
- Romanos 3:26: "Para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús."
- Hebreos 10:12-14: "Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios... Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados."
Argumento que la justicia de Dios se revela no en la muerte de Cristo, sino en su resurrección y entronización. La justicia de Dios se revela plenamente cuando Cristo se sienta a la diestra de Dios, habiendo purificado y/o expiando el santuario celestial con su sangre.
Actuación de Cristo como Sumo Sacerdote:
- Romanos 3:25:El uso de "hilasterion" y "sangre" implcan el contexto del día de la expiación, en dónde el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo.
- Hebreos 9:11: "Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros..."
Subrayo que la función sacerdotal de Cristo es central en la teología de la expiación. En Hebreos, Cristo actúa como Sumo Sacerdote, entrando en el Lugar Santísimo con su propia sangre para obtener redención eterna. Es en el Lugar Santísimo verdadero en dónde Cristo entra y obtiene redención eterna Este acto no solo purifica el santuario celestial, sino que también otorga acceso a los creyentes al Trono de Gracia.
Muerte de Cristo y el Nuevo Pacto
Es crucial destacar que la Carta a los Hebreos asocia la muerte de Cristo no con el sacrificio del macho cabrío en el Día de la Expiación, sino con la muerte sacrificial del cordero para el establecimiento de un nuevo pacto.
- "Por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" (Heb 9:15).
La muerte de Cristo se explica en términos de un sacrificio pactal, similar a los sacrificios realizados en el Sinaí cuando se estableció el antiguo pacto. Esto no es simplemente una expiación por los pecados, sino la inauguración de un nuevo pacto. La muerte de Cristo establece este nuevo pacto que hace posible el perdón de aquellos pecados que eran imposibles de ser perdonados y purificados por el antiguo pacto (Acá están incluidos los Diez Mandamientos). Luego de su resurrección y ascensión, Cristo llega a ser Sumo Sacerdote de acuerdo al orden de Melquisedec, de esa manera se presenta ante el Trono de Gracia, haciendo posible su actuar intercesor por los creyentes y la obtención de la redención eterna.
La asociación con los sacrificios pactales del Sinaí y el nuevo pacto profetizado por Jeremías es esencial. No se trata de ver el Día de la Expiación como una serie de eventos con significancia lineal en los eventos de la vía dolorosa. Hebreos no explica en ninguna parte la muerte del macho cabrío en el altar de bronce como una figura o sombra de la muerte de Cristo. Hebreos no centra su atención en la muerte sacrificial misma del macho cabrío en el día de la expiación, sino en la acción expiatoria del sumo sacerdote entrando en el Lugar Santísimo. Más aún, la carta a Los Hebreos considera la quema de los restos del macho cabrío posterior a la muerte de éste como una figura y sombra de la muerte de Cristo. Hay una ruptura de la linealidad temporal de los hechos que ocurren en el día de la expiación, y el autor de la carta utiliza un collage de imágenes sacrificiales de diferentes momentos de diferentes sacrificios para armar la historia de todo lo que ocurrió con Cristo.
- Cristo es encarnado, utilizando la metáfora del esclavo que perfora sus oídos para ser esclavo para siempre (Hebreos 10.5-7).
- Cristo muere, utilizando como metáfora la muerte del cordero que celebra el nuevo pacto. (Hebreos 9.15)
- Cristo muere fuera del campamento, utilizando como metáfora la quema de los restos del animal que fue sacrificado en el altar de bronce en el día de la expiación (Hebreos 13:12-13)
- Cristo entra al verdadero Lugar Santísimo, utilizando como metáfora la entrada del sumo sacerdote al Lugar Santísimo en el Día de la Expiación (Hebreos 9:24-26)
Al hablar de Hebreos y la entrada de Cristo al Lugar Santísimo, Hebreos asocia esta entrada con la acción de Cristo mismo como Sumo Sacerdote. Sin embargo, para que Cristo pudiera llegar a ser Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, se hizo necesario que primero muriera como un sacrificio de pacto, el cual inauguraba un nueva dispensación, y que resucitara. Sin la resurrección no era posible que Cristo llegara a ser Sumo Sacerdote. En Hebreos, la explicación de su muerte no se basa en la muerte del macho cabrío en el Día de la Expiación, sino en la muerte que establece un nuevo pacto. Esto se relaciona con los sacrificios pactales realizados en el Sinaí.
En otras palabras, Hebreos no explica la muerte de Cristo a partir del sacrificio del macho cabrío, sino a partir del sacrificio de pacto, similar a un cordero, que estableció el nuevo pacto. Este sacrificio permitió su muerte y el establecimiento del nuevo pacto y su posterior resurrección. Con su resurrección, Cristo se convirtió en Sumo Sacerdote. Esta posición le permite entrar al Lugar Santísimo como Sumo Sacerdote para llevar a cabo la expiación. Sin la entrada al Lugar Santísimo verdadero no hay expiación, ni menos redención.
De esta manera, Hebreos toma la imagen del Sumo Sacerdote entrando al Lugar Santísimo en el Día de Yom Kipur, pero no sigue la lógica lineal en el tiempo de que el macho cabrío muere en el altar de bronce. En cambio, asocia la muerte de Cristo con un sacrificio de pacto, como el cordero relacionado con el pacto del Sinaí y la profecía de Jeremías.
Distinción entre Sacrificio Pactal y Expiatorio
Es importante distinguir entre el sacrificio pactal y el sacrificio de expiación. El sacrificio pactal, como el que se realizó en el Sinaí, implicaba participar y comer del cordero sacrificado por parte del pueblo. Este acto simbolizaba la participación en el pacto y la comunión con Dios. Por otro lado, el sacrificio del Día de la Expiación implicaba quemar todo los restos del animal fuera del campamento, y nadie comía de él. Además, en el Día de la Expiación no se sacrificaba un cordero, sino un macho cabrío. Esta distinción es fundamental para entender por qué la Carta a los Hebreos asocia la muerte de Cristo con un sacrificio de pacto y no con el sacrificio expiatorio del macho cabrío. En el nuevo pacto, Cristo, como el cordero sacrificado, establece una comunión renovada con Dios, y su resurrección le permite actuar como sumo sacerdote que intercede por nosotros en el Lugar Santísimo, así la entrada al Lugar Santísimo por parte del Sumo Sacerdote Aarónico actua como figura y sombra de la entrada de Cristo al cielo mismo para hacer expiación en el Propiciatorio celestial. Solo el Sumo Sacerdote podía entrar ante dicho Procpiciatorio (Hilasterion) y Cristo lo hizo en base al poder de su vida indestructible (Hebreos 7.16).
Conclusión
La interpretación de Romanos 3:21-26 y la Carta a los Hebreos ofrece una visión profunda y coherente de la obra redentora de Cristo. La "hilasterion" como el Trono de Gracia, la sangre de Cristo como la señal de purificación y la revelación de la justicia de Dios en la resurrección y entronización de Cristo, todo conforme a las Escrituras, proporciona una comprensión integral de cómo la justicia de Dios se revela en el Evangelio. Esta interpretación no solo conecta los textos de Romanos y Hebreos, sino que también enfatiza la continuidad y la profundidad teológica de la redención en Cristo.
La relevancia del contexto del Antiguo Testamento y la interpretación de "hilasterion" como "propiciatorio" son esenciales para entender completamente la riqueza teológica que Pablo y el autor de Hebreos comunican. Cristo, como sumo sacerdote, nos lleva al Trono de Gracia, y su sangre victoriosa revela la justicia de Dios de una manera que trasciende el simple acto expiatorio, mostrando la profundidad de la redención y la misericordia divina.
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