La teología protestante tradicional ve la propiciación y el perdón de pecados a través de la expiación de Cristo como un acto crucial, pero generalmente enfoca más en el perdón judicial que en una cobertura continua. Sin embargo, es importante destacar que Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote, no solo asegura la redención eterna sino también una cobertura continua de la misericordia de Dios. Esto sugiere que los creyentes viven constantemente bajo la gracia y la misericordia divina, fomentando una relación continua y restauradora con Dios. Esta cobertura continua es un aspecto esencial de la vida cristiana, fundamentado en la suficiencia y perfección del sacrificio de Cristo y su obra intercesora.
La Propiciación en la Expiación de Cristo
La propiciación es un tema central en la teología del Nuevo Testamento. Propiciación, es el acto de ser revestidos y/o investidos de la misericordia de Dios cuando fuimos presentados delante del Trono de la Gracia por Cristo, lo cual se hizo posible por su sangre. En 1 Juan 2:2, se dice: "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." Esta propiciación implica que a través del sacrificio de Cristo, los creyentes son continuamente revestidos de la misericordia de Dios, manteniendo una relación constante y restauradora con Él.
La Cobertura Continua de la Misericordia de Dios
En Hebreos 4:14-16, se describe a Cristo como nuestro Sumo Sacerdote que intercede continuamente por nosotros: "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Este pasaje nos invita a acercarnos continuamente al trono de la gracia para recibir misericordia y gracia en todo momento, destacando la cobertura continua de la misericordia de Dios.
Redención Eterna y Continua
La redención eterna asegurada por Cristo es una base para entender la cobertura continua de la misericordia de Dios. En Hebreos 9:12, se afirma: "y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención." Esta redención eterna no solo garantiza el perdón de los pecados pasados, presentes y futuros, sino que también asegura que los creyentes están constantemente bajo la cobertura de la misericordia de Dios.
La Intercesión Continua de Cristo
La intercesión continua de Cristo es una expresión de su cobertura misericordiosa. En Romanos 8:34, Pablo declara: "¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros." La intercesión de Cristo es continua y efectiva, asegurando que los creyentes estén siempre bajo la gracia y la misericordia de Dios. Esta intercesión constante proporciona una base sólida para una relación continua y restauradora con Dios.
Misericordia y Gracia en la Vida Diaria
La cobertura continua de la misericordia de Dios se manifiesta en la vida diaria del creyente. En Lamentaciones 3:22-23, leemos: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad." La renovación diaria de la misericordia de Dios asegura que los creyentes viven constantemente bajo su gracia, fortaleciendo su relación con Él y permitiéndoles experimentar su presencia restauradora cada día.
En 1 Juan 1:9, se nos asegura: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." Aunque la confesión es importante, la fidelidad y justicia de Dios garantizan que su perdón y limpieza son continuos, manteniendo a los creyentes bajo su misericordia sin interrupción.
Propiciación: Revestidos de la Misericordia de Dios
La propiciación implica ser revestidos e investidos de la misericordia de Dios cuando fuimos presentados delante del Trono de la Gracia por Cristo. En Efesios 2:4-5, Pablo escribe: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)." Esta riqueza de misericordia en Dios asegura una cobertura continua que transforma y sostiene la vida del creyente.
Conclusión
La cobertura continua de la misericordia de Dios es una realidad esencial de la vida cristiana, asegurada por el sacrificio de Cristo y su intercesión constante como nuestro Sumo Sacerdote. Las Escrituras nos enseñan que los creyentes viven bajo la gracia y la misericordia de Dios de manera continua, no solo como un acto judicial único, sino como una experiencia diaria y restauradora. Esta perspectiva nos invita a vivir con la seguridad y la confianza de que, en Cristo, siempre estamos bajo la cobertura de la misericordia de Dios, fortaleciendo nuestra fe y nuestra relación con Él.
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