jueves, 18 de julio de 2024

REDENCIÓN



 Redención

Redención es el acto mediante el cual Dios, a través de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo, rescata a la humanidad de la esclavitud del pecado, la muerte y Satanás. Este rescate no solo implica una liberación de estas fuerzas opresoras, sino que también es un retorno a nuestro hogar, a la casa del Padre, donde pertenecemos como sus hijos.

Este concepto de redención se puede entender mejor a través del Año del Jubileo descrito en el Antiguo Testamento, donde la redención y la remisión trabajan juntas para restaurar y reconciliar a los hijos de Dios con su verdadera herencia y lugar en la familia divina. En este sentido, la redención es nuestra restauración completa, llevándonos de vuelta a la presencia misma de Dios en Cristo, donde encontramos nuestra verdadera identidad y propósito como hijos amados del Padre.

La redención es culminada y enmarcada en la entrada de Cristo resucitado ante el Trono de Gracia. No solo somos redimidos por su muerte, sino también por su resurrección y ascensión a los cielos, donde se presenta delante de Dios mismo por su propia sangre. Esta entrada triunfante de Cristo a los cielos asegura nuestra redención, permitiéndonos regresar con y en Él a la presencia de Dios.

Puntos Clave

Rescate Integral: La redención es la liberación de la esclavitud del pecado, la muerte y Satanás por medio de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo.

Retorno al Hogar: Este rescate implica un retorno a la casa del Padre, nuestra verdadera morada, donde somos recibidos en Cristo como hijos que regresan a su hogar.

Presencia de Dios: La redención nos lleva a la misma presencia de Dios, restaurando nuestra comunión íntima con Él.

Jubileo y Restauración: Inspirada en el Año del Jubileo, la redención refleja un tiempo de restauración y reconciliación, donde la redención y la remisión trabajan juntas para devolvernos nuestra herencia y lugar como familia de Dios.

Resurrección y Ascensión: La redención es culminada y enmarcada por medio de la entrada de Cristo resucitado ante el Trono de Gracia, asegurando nuestra redención completa y permitiéndonos regresar con y en Él a la presencia de Dios.


Esta visión de redención no solo está enraizada en las enseñanzas del Nuevo Testamento, sino que también encuentra un paralelo en el concepto del Año del Jubileo del Antiguo Testamento (Levítico 25). En el Jubileo, las tierras eran devueltas, las deudas perdonadas y los esclavos liberados, simbolizando un tiempo de restauración y renovación completa. De manera similar, la redención en Cristo implica un retorno a nuestro estado original de libertad y comunión, pero más específicamente, un retorno a la casa del Padre, a nuestra verdadera herencia como hijos de Dios. Esta redención es lograda plenamente por la muerte, resurrección y ascensión de Cristo, quien entra ante el Trono de Gracia y nos asegura un lugar en la presencia de Dios.


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